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CARDIOLOGÍA

"Intervenciones en estilos de vida para la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial"

Por: Dr. Hernán Prat M., cardiólogo y consultor asociado de IEPRES

He revisado este artículo de Valenzuela P. et al. en Nature Reviews/Cardiology (Nat Rev Cardiol. 2020), cuyo mérito se basa en la demostración -con varias referencias bibliográficas- de la utilidad que tienen los cambios de estilos de vida en el tratamiento de la hipertensión, aún incluso comparados con la terapia farmacológica.

Ejercicio y peso corporal

La utilidad del ejercicio de diverso tipo, ya sea aeróbico, isométrico o mixto se demuestra con la reducción de: estados pre-diabéticos como la resistencia insulínica, de la rigidez de vasos arteriales que al correr del tiempo lleva a la arteriosclerosis, la estimulación del SRAA (Sistema Renina Angiotensina Aldosterona), que es uno de los componentes mayores en la producción de hipertensión arterial, el estrés oxidativo (condición que daña diferentes órganos y es un pilar fundamental de varias enfermedades metabólicas y el envejecimiento), la inflamación sistémica que enmarca una serie de enfermedades incluyendo las llamadas autoinmunes, la disfunción autonómica que altera la coordinación del sistema nervioso autónomo en la regulación de sistemas y vísceras, y la alteración inflamatoria del tejido adiposo que conlleva a la producción de obesidad y patologías asociadas a ella. Todas estas condiciones, solas o asociadas, conducen al aumento de la presión arterial y también al riesgo cardiovascular global  

Así mismo, la importancia del manejo adecuado del peso corporal es de primera importancia, ya que los sujetos con sobrepeso tienen un 50% de posibilidades de ser hipertensos, mientras que los obesos 110%. Tal como el ejercicio, la reducción de peso reduce la resistencia insulínica, rigidez vascular, estimulación del SRAA, estrés oxidativo, inflamación general y del tejido adiposo, y la disfunción autonómica.

Dieta saludable y microbiota intestinal

La dieta saludable ha sido estudiada por años, demostrándose, por ejemplo la utilidad de la dieta DASH (aproximación dietaria para detener la hipertensión). En ella se promueve la dieta baja en sodio y rica en potasio, aumento de fibra vegetal, vegetales en general, poca carne roja y crema de leche, es decir de bajas calorías en general. También la dieta mediterránea puede ser útil, aunque menos que la DASH. Las dietas veganas no han demostrado bajar la presión, pero hacen disminuir de peso, lo que es una ayuda. El alcohol, dependiendo de la cantidad ingerida, puede subir la presión, pero no se ha podido demostrar que dejando de beber se reduzca la presión. De todas maneras, produce una cantidad importante de calorías que afecta el peso corporal.

Hay interesantes estudios sobre la microbiota intestinal (bacterias y otros gérmenes que viven en forma comensal en el intestino), la cual puede variar según la dieta y que pueden facilitar la producción de hipertensión. Cierto tipo de gérmenes experimentalmente transferidos desde un animal hipertenso a uno sano, pueden provocar hipertensión en este último. El consumo de sal induce gérmenes productores de hipertensión.

Sueño y estrés

La mantención del ritmo circadiano y sueño es un tema relevante en el sistema cardiovascular y su alteración aumenta el riesgo. Hay estudios con gran población que muestran que un período corto de sueño diario aumenta el riesgo de hipertensión. Es importante la caída de la presión durante el sueño y si no ocurre, aumenta significativamente el daño cardiovascular. El uso de ciertos fármacos prescritos médicamente para inducir el sueño ha demostrado utilidad en reducir la presión.

El estrés psicosocial, que se produce por la vida occidentalizada, promueve la aparición o mantención de hipertensión aun cuando no hay consenso sobre el tema. Existen varios estudios sobre manejo del estrés que son controversiales, no obstante se ha recomendado relajación, meditación y otras técnicas como ayuda.

Hábitos

Respecto a ciertos hábitos, el consumo de café en forma moderada (1 a 2 tazas/día) no parece subir la presión. Lo mismo ocurre con el té verde. Respecto al tabaquismo se recomienda cesar de fumar en el hipertenso, ya que agudamente puede provocar un alza de la presión, pero no está establecido que provoque hipertensión arterial. De todos modos, el hábito de fumar es perjudicial para varias patologías cardiovasculares y es un claro factor de riesgo.

El artículo interrelaciona todas estas condiciones a una misma fisiopatología: La reducción de la resistencia insulínica, rigidez vascular, estimulación del SRAA, estrés oxidativo, inflamación general y del tejido adiposo, y la disfunción autonómica.

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